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Reformas 2008
- Dirección de Obra: Martín Corrales y Federico Grunewald
- Herrero Inox: Carlos Maufre
- Pintura: Antonio Milost
- Mecánico: Horacio Rivolta
- Electricidad: Alfredo Celada
- Electrónica: Mauro Maiola
- Jarcia: C.Fioriti / D.Martínez
- Velas: UK Halsley
- Carpintero: Juan Lopez
- Lonería: Dansk
- Revestimiento interior: 3M
- Pisos: Tarkett
- Tanques Diesel: Guillermo Larrosa
- http://picasaweb.google.com/velerotinto/TintoReparaciones2008A#
La increíble travesía de la barca Tinto
Durante la Primera Guerra Mundial los puertos chilenos eran muy vigilados por los aliados, debido a que varias naves alemanas se encontraban internadas en ellos. Chile era un país neutral. En Coronel, la escuadra del almirante Von Spee infligió una humillante derrota naval a la marina británica. Estos, a su vez, se cobraron la revancha en el combate de las Islas Malvinas. El crucero alemán Dresden escapó hacia Chile, perseguido por naves inglesas. Finalmente, acorralado en Isla Juan Fernández, fue hundido por su propia gente. La tripulación fue tenida e internada en la Isla Quiriquina. Los germanos, a pesar que siempre gozaron de buen trato, no perdían las esperanzas de escapar hacia Alemania y reincorporarse a la Armada para seguir combatiendo por su patria. Fue así como, con la complicidad de la colonia alemana residente, compró la pequeña barca Tinto, que se encontraba fondeada en Calbuco. El velero era de madera con una eslora de 24 metros, una manga de 8 metros y 5,5 metros de puntal. Se encontraba en pésimas condiciones. Su casco hacía agua, la broma corroía su casco y el velamen estaba en muy mal estado. Los tripulantes internados en la Isla Quiriquina se las arreglaron para escapar vía terrestre rumbo a Puerto Montt. El velero Tinto fue amantillado y aprovisionado de víveres necesarios para emprender una larga travesía. Fue así como un día desapareció la Tinto sin que nadie supiera dónde se encontraba. Cuando se esparció la noticia, ésta ya navegaba rumbo al Cabo de Hornos. Su tripulación la conformaban 27 jóvenes marinos alemanes, internados en Chile. Provenían del velero buque-escuela Herzogin Cecilie y del crucero liviano Dresden, que fuera hundido en Juan Fernández. Ellos fueron los inspiradores de este plan de escape. Entre los fugados se encontraba el joven oficial Canaris, que tuviera una destacada participación durante la Segunda Guerra Mundial. La travesía fue una verdadera odisea. Debieron soportar fuertes temporales y grandes calmas. Lograron pasar por el temido Cabo de Hornos. En el Atlántico un temporal le arrancó el palo de mesana y varias velas. Con gran ingenio repararon lo más necesario. Pasaron días, semanas y meses sin ver otra cosa que el horizonte y de vez en cuando algún crucero inglés que, por su tamaño, no les dio importancia. Además, navegaban con bandera chilena. La meta era Alemania, pero la Tinto ya no daba más y a duras penas logró arribar al puerto Noruego de Drontheim. La travesía había durado 126 días. En Noruega el buque fue rematado y desguazado a beneficio de la Cruz Roja. La tripulación arribó por tierra a su patria, finalizando así su increíble viaje. (De la bitácora del Capitán Araya)
http://www.caphorniers.cl/barca_tinto/tinto2.gif
Gracias Edu Weisbek
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