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martes, 18 de diciembre de 2012

Regata Buquebus Bs As – PDE 2012


Regata Buquebus Bs As – PDE 2012

Viernes 30 de noviembre, pronóstico como pocas veces visto para dirigirnos al Este, viento del W y SW, y además…se cumplió.
En la tripulación algunos de los históricos: Gustavo Maver, el Rope Ferrer Reyes, Toto Silveyra, y yo, más otros que vienen salpicado como Santiago “Lucho” Gimenez, y tres debutantes juntos, que bien supieron suplir a los otros históricos que no pudieron abordar: Martín “Flaco” Forrester, Martín Fabregas, y Sebastián Ruiz.
Martín Corrales había estado trabajando abordo en la semana, sobre todo instalando nuevos tanques de agua, con lo cual todo estaba perfecto. Martín trajo además el Tinto a Dársena Norte el mismo viernes a la mañana, cargamos las vituallas, y a las 16:00 arrancamos para la línea de largada. Antes de salir de la bahía del YCA y al querer prender la heladera la térmica empezó a saltar, pero como por suerte Martín se había olvidado su mochila abordo, lo embarcamos y en 5 minutos encontró el cable pelado, su mochila, y otra vez al muelle.
114 veleros en la línea de largada, todo un record para la Buquebus. Mi teoría es que como hoy los pronósticos se ven con una semana de anticipación, todos quisieron ir con globo a PDE. Por la misma razón las regatas con pronóstico de lluvia o viento de más no tienen inscriptos!
Largamos a las 18:00 sobre la lancha y sobre el top de largada con el G1, y enseguida el Spi 0,75 arriba. Buena largada y buena izada con unos 12 nudos de viento del SW. Enseguida quedamos en el pelotón de los 3 primeros en el agua con el Veronica, el  Mecannau Max y el Esperanza de la PNA, quienes hicieron una muy buena regata.
Todo muy tranquilo, con algún nudo más de viento que nos ayudó a llegar a los 9 nudos de velocidad con el globo tranquilamente y con el Tinto totalmente controlado. Nos quedamos a barlovento de toda la flota, sólo con el María María muy pegado a la costa argentina, estrategia que mantuvo durante todo el recorrido, pero que finalmente no le pagó.
Después de un atardecer maravilloso, pusimos el G1 apenas 1 hora porque se nos fue el viento a la nariz, pero sin perder velocidad. Al rato vuelta para atrás el viento y junto con la salida de una luna llena TREMENDA izamos el genaker que había mandado modificar, y que ahora si pinta muy lindo, y nos ayuda a navegar con vientos del 60 a los 90º a muy buena velocidad por su tamaño. Otra vez el viento para atrás, y esta vez un poco más flojo, con lo que izamos el spi grande al tope, vela que muy rara vez usamos, pero que con el viento bien de popa no la sacamos hasta llegar a PDE y nos dio excelentes resultados.
En el medio de los peelings el Rope nos deleitó con un pollo al curry con arroz, posterior a un rico copetín. Tengo que reconocer que el Rope suplantó a Peter Voss en la cocina de manera magistral.

La primera anécdota obviamente se la lleva Maver cuando en la izada del globo al tope, y después de unos minutos, nos dimos cuenta que no había llegado al tope, y que la driza estaba enredada en la martingala con las otras drizas que sólo llegan al fraccionado. Ante el riesgo que no se pudiera arriar este monstruo de spi si levantaba el viento, decidimos arriar cuando se podía, desenredar y volver a izar. Por supuesto no encontramos una linterna en condiciones, y la grande de abordo me había olvidado de cargarle la batería, así que estábamos con una de leds de cabeza. Además de esto, la luna brillaba tan fuerte que cuando queríamos mirar hacia arriba para ver las drizas nos encandilábamos. La maniobra nos llevé entre 40 y 50 minutos, hasta que desenredamos y volvimos a izar, tiempo durante el cual navegábamos sólo con mayor a 5 o 6 nudos, cuando al izar lo hacíamos a 9 o 10. Terminada la maniobra y con toda la tripulación en cubierta cuando ya eran como las 3 de la mañana, aparece Maver desde adentro con una magnífica linterna con pilas nuevas y todo diciendo…”la tenía en el bolso, y pensé que iba a demorar más en buscarla que en desenredar las drizas”. Le exigimos que dejara la linterna abordo en penitencia pero todavía no cumplió, veremos que pasa a la vuelta y si la linterna sale del bolso y termina en la repisa de  las linternas de abordo.
La segunda anécdota se la lleva el Toto, devenido por motus propio en proel de esta regata. Preparamos toda la maniobra para la primera trabuchada de spi, trabuchamos mayor con el globo perfectamente inflado, y cuando pasa el tangón, el proel, o sea Toto, cruza la braza por debajo del tangón. Con la mayor de las tranquilidades volvemos a trabuchar para que la desenrede, y otra trabuchada y otro enriede, y así cuatro veces, hasta que Martín, el debutante, fue a la proa, reemplazó al proel experimentado, o sea Toto, y la trabuchada salió perfecta! Demás está decir que Toto no volvió a la proa, que volvimos a trabuchar 10 veces más durante la regata, y que Martín las hizo todas perfectamente. Toto…lo tuyo es el cockpit! Martín tenés un buen futuro como proel!
A las 5 de la mañana pasamos por el cerro de Montevideo a 10 nudos y nos abrimos por el medio de los buques de la rada, pasando lejos de la isla de Flores. El desayuno estuvo impecablemente servido por el Rope, con un riquísimo café de filtro con tostadas con huevos revueltos, a esa hora no esperábamos menos!
A la hora de cargar baterías prendo el motor y noto que no salía agua por el caño de escape. Santiago se metió abajo con Maver y desarmaron filtros, mangueras, rotor, etc, etc, para llegar a la conclusión que había algo obstruyendo la entrada de agua desde la pata. Ya habíamos sentido una vibración extraña en la pata, como si estuviera girando la helice. Al llegar a puerto nos dimos cuenta que era una enorme bolsa de polietileno enredada por completo en la pata, que seguro nos venía restando velocidad hacía rato.
El Esperanza que venía sobre la costa nos pasó y el María María que venía más afuera se fue quedando. Teníamos una interna con el Nautico II que venía adelante nuestro hasta Flores, pero cuando el viento se puso totalmente de popa redonda no pudieron aguantar el ritmo con su genaker y los pasamos llegando nosotros más de 15 minutos adelante en el agua.
Otra interna era con el Verónica que nos sacó más de 50 minutos en el agua, y que todos lo atribuimos a la linterna de Maver y las trabuchadas de Toto, y la bolsa en la pata, por supuesto. Obviamente nadie osó hacer un solo comentario sobre la estrategia de navegar a barlovento de la flota definida por el capitán.
Desde Piriapolis hasta Punta del Este fue todo un paseo, entrando por detrás de Gorriti para dar la marca después de 23 horas, 4 minutos y 9 segundos de regata. Magnífico tiempo para cruzar el charco hacia el este.
Después de llegados, y como no podíamos prender el motor, nos tomamos de una de las boyas de borneo a vela y como el pez por la boca muere…lo escuchamos decir a Maver…”yo soy buzo de rescate y stress” nadie entendió que quiso decir pero si entendimos que era el quien tenía que ir al agua. Apretó las muelas, pero antes de sumergirse se consiguió un ayudante, y el que lo acompañó fue Sebastián. Obviamente a Maver la inmersión le duró 20 segundos y quien sacó la bolsa fue Sebastián. En el medio de la buceada, Santiago estaba filmando con su iPhone las carcajadas de todos, yo m muevo, y el teléfono fue a para al fondo del mar, no sin antes pasar a centímetros de MAver, que estaba tan furioso de las risas que ni atinó a manotearlo. Conclusión…llamamos al buzo del puerto que después de unos minutos y un Washington devolvió el iPhone de las profundidades saladas, obviamente inservible. Santiago todavía está pensando para que gastó 100 más del costo del teléfono.

Muchas gracias a la tripula y al Tinto por otro cruce maravilloso!