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viernes, 18 de julio de 2014

500as millas 2014

 El Tinto sigue en Brasil, pero las ganas de navegar siguen intactas, entonces empecé a pensar con quien que tuviera un velero ad hoc podía correr las 500as, y que además le divirtiera. Empecé por el Bwana que no estaba medido y Sergio Tagle estaba complicado de laburo, y seguí por el Helene, que Moncho Adrogué sin dudarlo me dijo..."yo en esa no me subo ni loco, pero agarrá el barco, llamalo a César y vayan ustedes".
Tomamos la oferta, y el barco lo agarramos, pero sólo 2 días antes y para llevarlo al Parque Cerrado y como llovía tanto nos metimos adentro con el piloto automático y no tocamos ni una vela. Nunca lo habíamos navegado y menos revisado para correr esta regata, pero como Moncho lo corre seguido fuimos para adelante.
Preparé en casa las clásicas vituallas y especialidades  que llevamos en el Tinto y cargamos todo el martes 8 de julio antes de la reunión de Capitanes.  Martes 9 de julio, himno ejecutado
por la banda de la PNA, y con la ayuda del Tano Macca (gracias Tano) pasamos las escotas, maniobra, líneas de vida, computadoras y iPads con los programas, GPS, etc, etc,  y a la línea de largada para llegar antes de las 12:00.
Primera sorpresa: cuando fuimos a conectar el piloto automático no enganchaba, y al ir a revisar al sector veo que el arraigo entre el pistón y el sector estaba des soldado. Cara de pánico y pregunta de rigor: Que hacemos Negro? nos vamos a casa con la comida, con un buen prono y las ganas o nos vamos a dar la vuelta sin piloto? Respuesta obvia, nos vamos a dar la vuelta sin piloto.
Segunda sorpresa: izada la mayor rumbo a la largada nos quedaba por izar la lindísima y enorme G1 de proa. César en la relinga y yo en la manija de la driza. Casi se me caen los brazos de darle a esa driza y todavía no habíamos largado! Después nos dimos cuenta que había algo mal en el tuf-luff o en la cajera o en la driza porque nos pasó en cada cambio de velas.
Tercera sorpresa: no arrancaba el Webasto. Nada nuevo bajo el sol ya que el Tinto ni siquiera tiene, y nunca corrí unas 500as millas con calefacción, pero me hubiera gustado experimentar el calorcito abordo en las noches de julio en el Atlántico.

Para variar, cuando veníamos muy bien perfilados a la línea de largada, bandera de inteligencia y todo para atrás. Nueva largada y allá fuimos a la boya de barlovento, la que al virar decidimos no izar el spi. Menos mal porque ahí empezó a fallar el piloto y terminó rompiéndose. Viramos la de sotavento y rumbo a La Plata con 8 nudos de viento del SE y bajante que ayudaba. Primer almuerzo lleno de calorías y bordes largos hacia La Plata y cortos hacia Colonia.
Cayó la tarde y subió la fresca. No sé porque pero siempre la primera noche de las 500as es helada, debe ser porque uno se va después acostumbrando al suplicio. Sarna con gusto no pica... dicen.
Borde y borde hasta Punta Piedras donde ya bien entrada la noche pudimos filar algo escotas y el Helene arrancó firme hacia el cruce de Sanboronbón. Amanecimos saliendo de la Bahía y con rumbo directo a Gral Lavalle. Cerca nuestro el Baron Rojo, Saudade y el Confianza Ciega, que por sus esloras se notaban habían tenido una buena noche. Estábamos llegando novenos en el agua a San Clemente detrás del Veronica, Agostina, Intrepid, Nico, Carla C, Lihuen, Patagonia y Baron Rojo.
Viramos el WP ya que como se informó en la reunión de Capitanes no habría fondeado ni Guarda Costas
de la PNA ni boya, pero entre bomberos no íbamos a pisarnos la
manguera. Puro fair play.
Con unos 15 nudos del NNE arrancamos a muy buena velocidad hacia Punta del Este con un borde que nos daba entre Solís y Piriápolis. Después de un buen rato de trimar mayor, G1, popel y todo lo que se puede toquetear logré trabar el timón y el Helene empezó a navegar sólo con un desvío de apenas unos grados a la orzada y a la derivada. Era increíble verlo como apenas orzaba la mayor se descargaba empezando a trabajar el G1 hasta que al volver a rumbo trabajaba la mayor para no dejarlo derivar. Impresionante. Así navegamos sin tocar el timón toda una noche con una luna llena iluminando el océano como si fuera de día. Luna llena y mar llano...poético no? Un placer.
El cansancio de la segunda noche abordo se empezó a hacer sentir y sobre todo el frío. Esta segunda noche fue realmente fría. Caminamos muy bien y muy rápido durante la noche, evidentemente al Helene le gusta el mar y su ola larga.
Amanecimos viendo Montevideo y desayunando unos ricos tostados de jamón y queso, aunque con te y no café porque 2 veces se me cayó la cafetera repleta de café recién hecho. Cruzamos la rada repleta de buques cerealeros vacíos esperando su turno para ingresar a puerto a cargar el "yuyito". Uno de estos buques nos hizo tirar un borde afuera que luego de volver a virar a tierra dimos Piriápolis con bastante calma y mucho sol que ayudó a juntar calor para la noche.
Otra vez subió el viento, y bastante, para ayudarnos a llegar al atardecer a virar Gorriti y la marca de Punta
del Este con una luna llena enorme sobre los edificios de la costa.
Viramos Punta del Este sextos después de una muy buena pierna en el océano delante del Patagonia, Baron Rojo, y Carla C que ya había abandonado junto al María María.
Ibamos de jeta volvemos de popa, a veces pasa, aunque no siempre. Después de una encalmada leve frente a Piriapolis empezamos a caminar con Popa redonda aunque sin spi. Fue imposible dejar el barco navegando sin timonel, y más imposible levantar semejante tangón uno solo, ergo...a navegar de popa con G1. Pasamos Flores por adentro, no sin antes mandarle un WhatsApp avisandole que pasábamos por el Norte con su barco de 2,10 de calado. El que avisa...
Otro tremando atardecer y otra vez la luna llena que nos acompañaría a
cruzar Montevideo, Panela, y poner rumbo directo a Darsena Norte. Amanecimos en la mitad del río sin ninguna de ambas costas a la vista ni veleros tampoco. Al rato, y después de un suculento desayuno, esta vez con café con leche, apareció el Baron Rojo con spi en el horizonte. Al mediodía ya nos había alcanzado.
Prono de tormenta en el VHF, y prono real en el Norte. Se empezó a poner todo negro mal y a levantar viento. Cambio de vela forzado de G1 a G2, más para prevenir que para curar, pero terminaron soplando 20 nudos del N, que daban un rumbo rápido al W.
Seguimos corriendo de a ratos, de encalmada de a otros ratos y empezó a llover, pero con menos frío, por suerte. Pasó La Plata, pasó Quilmes y se acercó Buenos Aires hasta que a las +3:21:41:47 cruzamos la línea en Darsena Norte! Eso son ni mas ni menos que 84 horas, 41 minutos y 47 segundos.
Quien estaba en el muelle...el Rope, obvio!
Conclusiones: 1- Es más importante el piloto automático que el Webasto, claramente. 2- se puede dar la vuelta sin piloto, lo hicimos. 3- Otra vez sin calefa! 4- Es la primera de mis 500as millas (y van...) que doy toda la vuelta sin tomar una mano sola de rizos, lo que habla bien del Helene y muy bien del pronostico. 5- que rico se come abordo 6- Que buen barco es el Helene 7- Que buen tipo Moncho que nos lo prestó 8- Que placer navegar con vos Negro!!
Hasta las próximas 500as!!
Luis