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viernes, 12 de julio de 2013

Regata 500as millas del Río de la Plata 2013

Otra...y van...pero ninguna igual a la anterior. Esta regata tiene tantas cosas especiales que es imposible que se repitan, quizás por eso yo no repito tripulante y no me ha ido mal con eso. Este año el invitado fue Cesar Espigares, gran tripulante, capitán del lindísimo Goizeko Izarra IV, y por sobre todas estas cualidades "mejor amigo"
La ventaja de correr seguido en el Tinto es que siempre esta "casi todo" listo, pero algunas cosas siempre faltan: cambiar un acrílico que entraba agua, al ajustar el windex vimos que faltaba la luz de tope (el viernes antes de largar), el arraigo del vang que, otra vez estaba suelto y que tuvimos que fabricar una pieza de inox para que no se vuelvan a aflojar los tornillos, la mayor que tenía una rifadura, y por supuesto...la bendita calefacción, que merece un párrafo aparte. Primero agradecer a Pablo Mellino, que abordó al Tinto por primera vez, y no solo hizo un trabajo impecable sino que todo "para mañana" y cumplió.
La calefa: alguna tara no resuelta de chico debés tener, dicen mis amigos, porque desde la primera vez que
corrí las 500as juré no volver a correr sin calefa, y todavía no cumplí la promesa, aunque este año llevamos una Origo comprada de segunda mano y por supuesto de apuro, que resultó ser de corta duración (le ponía un litro entero de alcohol y duraba unas 5 horas) y de difícil rellenado con ola grande, viento de jeta de 30 nudos, escora de 45 grados y en medio de las 500as; ergo...otra vez sin calefa, pero el Negro Espigares ni protestó, no sé si de duro o para que lo invite de nuevo.
Largada sábado 6 de julio a las 12:00, 19 veleros de 20 inscriptos, un buen número. Muchos veleros y mas tripulantes del CNSI que parece nos está gustando a varios el desafío de los dobles y de las 500as.
Pierna corta de 1 milla para las fotos, y viramos hacia La Plata con viento SW de 10 a 12 nudos y con ganas de refrescar. Muchos largaron con spi, pero nosotros como se venía la hora del almuerzo, preferimos genoa, vela que resultó la indicada, porque después de 1 hora de haber largado nadie portaba el globo, no sé si porque como nosotros priorizaron una jugosa y caliente carne con vegetales, o porque ya los nudos eran más de 15 y el viento mas de jeta.
Rápido paso la Rada de La Plata y su cantidad enorme de buques fondeados por la niebla de los días anteriores, y rápido llego también la primera mano de rizos, y también la segunda mano de rizos, y también la
noche y Samboronbon. Fea noche! Jeta mal, escora mal, ola mal, frío mal, mojaduras varias y tres trajes de agua que fueron rotando en las sucesivas guardias de a 2 horas que teníamos estipuladas con el Negro. Para peor la semana anterior me agarre el clásico resfrió de la apertura de la temporada de invierno, con lo que tenía el efecto de todos los químicos preparados tipo puré que estaba tomando para poder correr. Mala idea, pero calavera no chilla!
Al arrancar el cruce de la bahía teníamos al Veronica a nuestro través , y al Humildad Cero y al Cuique Sum en nuestra proa. Cuando salimos a la mañana de la bahía, el Veronica había arrasado con todos virando primero la boya, el Cuique se le coló al Humildad en la marca, y nosotros nos derivamos mucho y viramos cuartos, más atrasados.
Rumbo a Punta del Este, y con un poco de sol y escotas más abiertas, tanto más que subió el spi y el sol, además de un buen desayuno con tostados y café con leche. Ya extrañábamos no haber comido la noche anterior, un pecado capital en el Tinto. Refresca un poco el viento, abajo el globo y refresca más. Mayor, G1 y velocidades de más de 10 nudos nos llevan con las escotas abiertas muy cómodos. El Tinto disfruta el mar y nosotros también. Otra rada repleta de buques, esta vez contamos casi ochenta frente a Montevideo, en doble fila, y nosotros por el medio. Lindísimo atardecer a muy buena velocidad, y al través de Piriapolis, pero 10 millas afuera,  como a las 9 de la noche  y a 10 nudos, un sacudón tremendo en el barco conmigo al timón, me pegué un susto de aquellos! la sensación fue como habernos varado en el Costanero pero estábamos en el océano con 30 metros de profundidad. Llamado, bah, un buen grito, al que dormía abajo y empezamos a adivinar. Varadura? Na. Ballena? Na. Tubarao? Na. Red de pesca enorme??? Sip. La empezamos a arrastrar navegando a 2 o 3 nudos. Linternas por las bandas, la proa, la popa y nada, solo 2 nudos y mucho ruido en el casco y en la orza. Empezamos a mover la orza, hasta que después de un latigazo infernal en el casco, el Tinto volvió a navegar, y a buena velocidad, aunque con un ruido tremendo abajo.
Viramos Gorriti, y al socaire de la isla tomamos una mano de rizos para volver a ceñir. Muy linda aunque fría noche, y el ruido que seguía como un golpeteo constante que no dejaba ni dormir...a Cesar porque yo me desmaye en cuanto terminó mi guardia!
Amaneció, bajó el viento y bajo más, y siguió bajando. Cruzamos Montevideo sin trajes de agua ni mucho abrigo, y con un día de sol bárbaro flotamos un buen rato, otra vez rodeados de buques esperando puerto, junto a tremendas lentejas! Nada como comer rico abordo.  Spi arriba y fuimos dejando el cerro por popa, y por proa un atardecer con todos los colores del invierno. Un poco más de viento, el Nico que nos había alcanzado ya no nos alcanzaba más, y el aire ya era demasiado para el globo, hasta que de tanto pensar entre ambos si arriábamos, se arrió solo, pero descabezado! Fuera globo.  Se ve que los dos estábamos esperando que explotara porque en un segundo, lo estábamos levantando del agua,
por suerte sobre una banda y no desde la proa. G1 y a correr otra vez, y la primera de rizos otra vez, y la segunda otra vez, y 30 nudos otra vez. A patinar por el medio del Río de la Plata con rumbo directo a Dársena, llegando hasta los 16.6 nudos de veloza!. La rada de La Plata con tantos buques como a la ida pero nosotros mas rápido. En un momento nosotros íbamos más rápido que los buques que navegaban por el canal de acceso a Buenos Aires. La adrenalina del viento, las patinadas y la llegada hizo que ninguno de los dos durmiera durante la última noche.
Quilmes, dock Sud, Puerto Madero, y el tan esperado Km 2 del acceso al puerto después de más de 66 horas de navegación. La sorpresa que nadie quiere a las 5 de la mañana… nos esperaba la draga en la puerta de entrada al ante puerto, y maniobrando! Por acá si, por acá no, pasamos, cruzamos la línea, y el gran abrazo de dos amigos después de otra gran experiencia.
En la línea de llegada a las 5:30 am con menos de 4 grados de temperatura, el oficial de la CR y además de él, el Rope Ferrer que a los gritos nos daba la bienvenida y abordaba el Tinto para prepararnos unos increíbles huevos revueltos. Que groso!
por fin llegamos!
Felicitaciones a todas las tripulaciones del Club Náutico San Isidro, especialmente al Sequoia de Kenneth Simmons y Martin Beraud, ganadores de la general, a Karen Bosch  y Maria Paula Salerno por ser parte de la primera tripulación femenina.  A Ramayon, Cella, Cordoba, Dos Reis, y todos los consocios participantes, aunque muchos fueron parte de los 7 abandonos que tuvo este dura regata.
Gracias Negro por la compañía, gracias a todos los que nos hicieron el aguante desde tierra con mensajes y buena onda, gracias Rope por el madrugón en esa madrugada helada, gracias a los organizadores de esta increíble regata!

Luis


Video editado iPad: http://www.youtube.com/watch?v=i0TMiJpP2oU&feature=youtu.be


EL AFTER REGATA


Como se suponia que teniamos toda la orza abajo, o sea 2,30 metros, el sabado que termino el parque cerrado, y ante la poca agua agua nos fuimos con Cesar y Edu Weisbek a dar la vuelta larga (demasiado larga) por el Mitre.
La gran sorpresa fueron varios dias despues cuando decidi levantar el barco en el travel lift del club a ver como estaba todo abajo. Antes de describirlo lo muestro:
Esto supo ser una orza con un bulbo abajo de 2.000 kilos!! no quedó nada!!
Que creemos? la red que atropellamos tenía algún cable de acero, que al ir raspando contra la orza desde Piriapolis hasta Punta del Este, fue cerruchando la orza hasta cortarla. Aquel ruido que escuchamos cuando supusimos que se cortaba la red, lo que se cortó fue la orza!! Lo increíble es como pudimos volver desde Montevideo a Buenos Aires en algo mas de 11 horas para las 120 mn sin orza, y con vientos de hasta 30 nudos casi de proa. Un milagro? no...el Tinto!!